Zonas húmedas: Ayuntamiento de Jerez - Página oficial

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Zonas húmedas

Bajo la denominación de humedal se encuadran un amplio grupo de ambientes que tienen como común denominador la existencia de una lámina de agua significativa, tanto en su extensión como en su permanencia. En nuestra campiña encontramos lagunas y marismas. Se trata de ecosistemas enormemente productivos que aumentan la biodiversidad de nuestro entorno. En climas secos como el nuestro contribuyen a suavizarlo, diversifican el paisaje, de su supervivencia dependen numerosos organismos, contribuyen a evitar inundaciones al almacenar importantes cantidades de agua.

Desde la prehistoria estos espacios han sido muy importantes para el hombre ya que de ellos obtenía recursos como agua, carne, pescado, huevos, materias vegetales para construcción y cestería, etc.. A pesar de ello durante el último siglo la superficie que ocupaban los humedales ha sido reducida considerablemente por la acción del hombre. Son diversas las razones que motivaron la desecación de estos espacios siendo las más frecuentes la obtención de nuevas tierras de cultivos, la extracción de áridos y la eliminación de lugares de reproducción de mosquitos que antaño transmitían enfermedades. La colmatación debida a la erosión producida por la agricultura y el impacto de distintos tipos de infraestructuras también han contribuido a la desaparición o degradación de humedales.

  • 1.1.- Lagunas

En la campiña jerezana encontramos varias lagunas, casi todas concentradas al sur cerca del Guadalete, salvo la de Los Tollos, al norte, justo en el límite entre las provincias de Cádiz y Sevilla. Aunque todas son de origen endorreico, es decir, son el lugar donde se acumula el agua de una cuenca cerrada, los tamaños, entornos, estados de conservación, e incluso, grados de protección, son muy diferentes. La permanencia de la lámina de agua depende de factores como el volumen de precipitaciones anuales, tamaño y profundidad del vaso lagunar, extensión de la cuenca de recepción y la existencia de actividades humanas que detraigan agua. Esta última causa es la que tiene un impacto negativo dado que las anteriores son inherentes a la existencia del propio humedal. Desvío o extracciones del acuífero o de los arroyos tributarios, abertura de drenajes, destrucción de la cuenca o colmatación del vaso lagunar son algunos de los impactos causados por estas actividades. Con sus 125 ha la Laguna de Medina es, en la actualidad, la mayor de la provincia de Cádiz y la segunda de Andalucía, seguida de la de Los Tollos, que ocupa el segundo puesto a nivel provincial y tercer puesto a nivel autonómico.

Se han incluido aquí las siete lagunas actualmente existentes en nuestro término, estando calificadas todas ellas como de Especial Protección Integral. La vulnerabilidad de estos espacios radica en la delicada dinámica de funcionamiento que tienen, ligadas siempre al agua, los procesos de colmatación a los que están sometidas y el entorno degradado en el que se ubican algunas de ellas. Son ecosistemas que albergan una fauna singular ligada al medio lacustre y gran parte de ella en peligro de extinción.

* Laguna de Medina* Laguna de Las Quinientas* Laguna de Los Tollos* Laguna de La Isleta* Laguna del Tejón* Laguna de Las Canteras* Laguna de Jarilla-Jarreta* Laguna de La Obscuridad 

  • 1.2.- Marismas

Se trata de marismas interiores formadas por antiguos brazos del Guadalquivir, alguno de los cuales lo comunicaban con el Guadalete.

A los procesos naturales de colmatación y modificación de la desembocadura de los ríos, producidos por el arrastre de materiales por parte de estos, en el caso del Guadalquivir y el Guadalete tenemos que sumar la erosión producida por la mano de hombre. Agricultura, ganadería, minería y aprovechamientos forestales se remontan en la cuenca de estos ríos miles de años atrás. Estas actividades aceleraron un proceso que de forma natural hubiera sido mucho más lento. De manera que espacios que en los textos antiguos se mencionan como inundados, incluso en algunos casos como navegables, en la actualidad se encuentran tierra a dentro, limitándose su inundación, en el mejor de los casos, a unas pocas semanas en los años de abundantes precipitaciones. Se extienden desde las cercanías de El cuervo (Marismas de Casablanca o Morabita) hasta las inmediaciones de Jerez, pasando por Mesas de Asta. Cuando carecen de agua, cosa que ocurre la mayor parte del año, es fácil de averiguar el espacio que ocupan observando la vegetación halófila que en ellas se desarrolla.

  • 1.3.- Charcas

Este tipo de ambientes han sido históricamente infravalorados debido a factores como su pequeña extensión, su breve perdurancia o su prácticamente nulo aprovechamiento económico. Por ello fueron con frecuencia eliminados mediante el relleno o drenaje. En la actualidad esta visión ha cambiado y hoy sabemos que de su supervivencia dependen numerosos organismos como anfibios, reptiles, invertebrados y plantas acuáticas. También proporcionan agua para beber a numerosas especies y barro para la construcción de nidos a aves como golondrinas y aviones. Además contribuyen a la recarga de acuíferos.

  • 1.4.- Balsas

En las últimas décadas han proliferado por la campiña pequeños embalses destinados a acumular el agua de algunos arroyos para su posterior uso en agricultura y ganadería. Aunque no podemos hablar de ecosistemas, en estos espacios se alimentan, descansan y reproducen numerosas especies de aves, anfibios, reptiles, peces e invertebrados. Debido a la gran fluctuación del nivel de sus aguas presentan poca diversidad botánica. En el año 2006 la Consejería de Medio Ambiente inventarió en Andalucía un total de 16.543 balsas. De ellas el 4% (587) se encuentran en la provincia de Cádiz.

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