PERIBÁÑEZ Y EL COMENDADOR DE OCAÑA. Lope de Vega
Teatro
EDUARDO VASCO, dirección
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NOVIEMBRE COMPAÑÍA DE TEATRO
Noviembre Compañía de Teatro estrenará en enero de 2021 otra de las grandes obras del repertorio del Siglo de Oro español: Peribáñez y el Comendador de Ocaña, de Lope de Vega. Un espectáculo con el que continúa explorando sus raíces originales de trabajo con los clásicos. Entretanto la actividad de la compañía continúa con la gira de los espectáculos Entre bobos anda el juego de Rojas Zorrilla y Carsi, una comedia de cómicos clásicos de Eduardo Vasco, que hará temporada en Madrid, en el Teatro de la Abadía durante el mes de mayo del 2020.
De esta manera continuamos consolidando nuestra actividad desde 1995, interrumpida solo durante los siete años en los que Eduardo Vasco ocupó el cargo de director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico entre 2004 y 2011.
Y es que cada vez que, como compañía, decidimos impulsar la realización de un proyecto ocurre algo similar: repasamos lo hecho hasta el momento, miramos alrededor, tomamos el pulso a nuestra vitalidad y decidimos. De esta forma, nos gusta trabajar en dos vías bien diferenciadas: una que parte del repertorio clásico universal y otra en torno a la dramaturgia contemporánea.
Antes de Carsi, otro montaje, La ruta de Don Quijote, que abrió la temporada del teatro de la Abadía la temporada 2017-2018, había sido el último espectáculo con el que continuamos nuestra línea de representar textos contemporáneos. La compañía ha apostado desde sus inicios por los autores más interesantes del panorama nacional: Yolanda Pallín, de la que estrenamos Hiel, Tierra de nadie, Lista negra, y Los motivos de Anselmo Fuentes; Borja Ortiz de Gondra, con Dedos; y el estreno de Algún amor que no mate, de Dulce Chacón, que fue la continuación lógica del trabajo alrededor de nuestra dramaturgia nacional más inmediata. Hedda Gabler, de Ibsen; Camino de Wolokolamsk, de Heiner Müller; y Final de Partida, de Samuel Beckett han sido las apuestas por el repertorio contemporáneo internacional.
En relación al repertorio clásico continuamos la gira de Entre bobos anda el juego, que fue coproducido por la CNTC y exhibido en el Teatro de la Comedia de Madrid en febrero de 2019. También el año anterior, con El caballero de Olmedo, fuimos programados en el teatro de la Comedia, sede de la CNTC, durante el mes de marzo. En temporadas anteriores llevamos a escena cinco títulos de William Shakespeare: Hamlet, Noche de Reyes, Otelo, El mercader de Venecia y Ricardo III, profundizando en el ámbito del teatro Isabelino; y en los últimos años, volvemos a estar dedicados de nuevo a los clásicos del Siglo de Oro, tan presentes en lo que denominamos nuestra "primera etapa clásica", en la que escenificamos títulos de Lope de Vega como No son todos ruiseñores, La fuerza lastimosa y La bella Aurora.
Toda esta experiencia constituye una de las líneas de trabajo más estables del teatro español actual tanto por la solidez del tándem compuesto por Yolanda Pallín y Eduardo Vasco como cabezas creativas de la compañía como al trabajo del equipo de actores y colaboradores que conforman cada proyecto. Sin olvidarnos nunca de la labor que realizó en la producción Miguel Ángel Alcántara hasta el año 2019
LOPE DE VEGA
El llamado Fénix de los ingenios nace en Madrid en 1552. Es el responsable de la gran renovación teatral que culmina en uno de los periodos más apasionantes de la historia del teatro español y que tuvo lugar durante el periodo que llamamos Siglo de Oro. Un momento en el que el teatro vive un auge extraordinario que unifica la gran calidad en la producción dramática de los poetas con una intensa actividad de los representantes y el disfrute del público en las principales ciudades españolas.
También llamado Monstruo de la Naturaleza —como escribió Cervantes— sus obras dramáticas se cuentan por centenares, a lo que hay que añadir su producción poética y en prosa, que le convierten en uno de los autores más prolíficos de la historia universal.
Con una vida tan intensa y agitada como los argumentos de sus comedias, Lope se forma en la Compañía de Jesús y en la Universidad de Alcalá de Henares, aunque no consigue ningún título. Tras un paréntesis alistado en la marina, vuelve a los estudios, compaginando su actividad literaria con trabajos de secretario para diferentes nobles. Después su vida se debate entre amoríos, problemas con la justicia, rivalidad con otros poetas, vuelta a la carrera militar, estancias en diferentes ciudades, ediciones y representaciones de sus obras y el sacerdocio.
Tras años reinando en los escenarios de toda España, su Arte Nuevo de hacer comedias será continuado por un buen número de dramaturgos entre los que destacaron Tirso de Molina y Calderón de la Barca. El anciano poeta contempló su relevo de los tablados con nostalgia e impotencia, y escribió en su senectud algunas de sus mejores composiciones.
Sus obras, siempre alrededor de cuestiones relacionadas con la pasión amorosa y el honor, adquieren una relevancia importante según el género al que pertenezcan. Pero es sin duda el amor el motor principal y el centro de su dramaturgia; una pasión inmediata y voraz de la que es imposible escapar.
Sus obras más conocidas y representadas son: Fuenteovejuna, Las bizarrías de Belisa, Los locos de Valencia, La dama boba, El acero de Madrid, El perro del hortelano, El villano en su rincón, El castigo sin venganza, La discreta enamorada, El anzuelo de Fenisa, La noche toledana o La viuda valenciana. Sin olvidarnos de la que nos ocupa en esta ocasión, una de sus obras más conocidas: Peribáñez y el Comendador de Ocaña.
La obra
La historia de Peribáñez y el Comendador de Ocaña es la del villano que se enfrenta al poderoso, que no cede ante el abuso de poder; algo impensable para la sociedad de la época. Un personaje habitual en los dramas del Siglo de Oro, protagonista de uno de los géneros más populares de su tiempo: el drama de honor, concretado también como el drama “de comendadores”. El contexto rural el labrador voluntarioso debe traspasar sus límites sociales para detener al representante del poder que, desmedido, amenaza su valor más preciado: el honor.
Peribáñez defiende algo que se nos antoja muy moderno pero que pertenece al ser humano como un valor universal: la dignidad personal.
En esta obra Lope aúna las cualidades que definen y aportan valor a su producción dramática como la ruptura de las leyes aristotélicas, un concepto del teatro como arte para entretener al espectador y una carpintería teatral que crearía escuela más allá de su tiempo.
Una obra escrita en plenitud de facultades, cuando el poeta ya domina y realza su propio sistema de escritura.
Resumen del argumento
Durante la boda de Peribáñez y Casilda, el Comendador de Ocaña sufre un accidente en un lance de la fiesta de los toros. Al recobrar el sentido se encuentra con la labradora y queda enamorado de inmediato. Al poco tiempo su pasión se vuelve obsesiva y decide conquistarla a cualquier precio. Para ello debe tratar de burlar al marido, al que desprecia por ser un villano.
Comienza tratando de engañar al labrador otorgándole honras, entregándole obsequios y finalmente enviándolo lejos del pueblo para poder aprovechar sus ausencias e intentar ganarse la confianza de Casilda, pero la recién casada no atiende a sus demandas. En una de estas ausencias, Peribáñez, que sospecha la traición y teme por su honor, regresa y se encuentra al Comendador dentro de su casa. En vez de arredrarse y ceder se enfrentará al el poderoso provocando un sangriento final de difícil resolución.
La versión
MOVER CON FUERZA. A propósito de Peribáñez.
Clásica es aquella obra que nos desafía en su interpretación y nos ofrece, en cada lectura, nuevas y variadas posibilidades escénicas; la que mueve con fuerza nuestro ánimo una y otra vez. Peribáñez forma parte del canon literario mucho más que del escénico y ha sido destacada en ocasiones por su calidad de estampa antes que como pieza de pura acción dramática; pero nosotros hemos encontrado una vitalidad en este conflicto que lo sitúa un paso por encima, o por delante, de otros dramas del honor villano. No cabe apelar a la oposición drama social frente a tragedia eterna, porque entendemos que, a pesar de los cambios de coyunturas, de modos y de costumbres, la organización humana siempre ha tendido a configurar dinámicas en las que los poderosos ejercen su poder en forma de abuso sobre las capas de la sociedad que consideran inferiores: que la situación se repita no implica que su naturaleza no sea social en última instancia.
Todo contexto artístico responde a un estado de lo social. Y, así, una sociedad fuertemente estamental es capaz de crear una sólida polaridad; un paisaje en el que el villano rústico solo puede expresarse como personaje cómico y el pastor bucólico, idealizado hasta el extremo, se debe a un mundo irreal de sutiles enredos amorosos. Aunque pueden aparecer en las mismas ficciones nunca se mezclaran sus devenires. Muchas comedias respiran estos aires sin presentar ninguna incomodidad ante escenas en las que los criados, villanos, repiten como en un espejo deformado los celos y requiebros de sus refinados señores. En este panorama apenas queda espacio para el amor real; pero, cuando este surge, necesariamente lo hace como síntoma de una crisis de identidad profunda que es, también, de origen social.
Para Lope, otra vez, el amor es la gran metáfora. En la sociedad dividida y segregada que nos presenta Peribáñez, algunos creen merecerlo todo y, por lo tanto, consideran inútiles los méritos de los de abajo, por más que estos sean evidentes. El amor auténtico, totalmente alejado de oropeles ideales o de torpes remedos, que viven Pedro Peribáñez y su esposa, Casilda, es la evidente prueba de un triunfo vital que los sitúa por encima de sus supuestas posibilidades ; es, por tanto, una suerte de insulto a la autoridad de aquellos a los que la sociedad, por distintos motivos en distintos tiempos, ha colocado en lo más alto de su escalafón.
La tensión entre estos dos mundos se resuelve con la necesidad de las formas trágicas.
El tiranicidio se nos presenta como la única forma en la que el sometido puede responder cuando se ve avasallado por un poderoso enfermo menos de amor que de fracaso. Peribáñez no defiende a Casilda en tanto que su propiedad, por más que escuche los ecos de la tradición respecto de la honra. Peribáñez defiende a su familia- pues ya son uno los dos- en el sentido más noble del término; y, como consecuencia de su prosperidad, un nuevo modelo de vida insultante para el poder. No olvidemos que los hombres que abusan de las mujeres no lo hacen por intereses eróticos sino como vana demostración de su pretendida superioridad.
Los errores trágicos se suceden: Casilda se defiende, pero calla; Fadrique, otorga la condición de caballero a Peribáñez, con lo que le invita a protegerse en una ilusoria igualdad de condiciones; y Peribáñez, aborta un nuevo orden antes de ser instaurado y abraza el antiguo pacto que solo sabe sofocar la injusticia con sangre. Para Lope “los casos de honra son mejores/ porque mueven con fuerza a toda gente”. Con Peribáñez, más allá de la honra pública, Lope nos mueve con fuerza , otra vez, poniendo sobre el escenario la dolorosa defensa de una vida honorable .
Yolanda Pallín
El montaje
¿Qué puedo decir de Lope a estas alturas? Desde la primera vez que llevé al Fénix a escena hasta hoy han pasado más de dos décadas y casi una decena de títulos. Es probablemente el autor que más veces he montado. Y es que me gusta leer a Lope; me gusta escenificar a Lope. Adoro su frescura, su verso ágil y bello, y su concepto del amor desmedido, poderoso y fugaz. Admiro su aprecio, su defensa de la dignidad de la persona por encima de las convenciones sociales. Y me rindo ante su producción poética y dramática, tan inabarcable y variada.
Además, trabajar una obra de Lope aporta un tipo de vitalidad muy particular, un concepto del tiempo dramático muy preciso y la maravillosa oportunidad de usar un castellano depurado y preciosista que parece brotar de los personajes sin dificultad.
Peribáñez me atrapa de manera especial porque, además de ser una de las obras más señeras de su repertorio, es, en esencia, la historia de una respuesta imprevisible ante un abuso de poder que parecía imparable. La convención social de la época solo ampara al poderoso y deja completamente desvalido al humilde que, finalmente, debe defender a su familia y a su casa saltándose el orden establecido. La conclusión parece clara: si el orden de las cosas no es justo acaba saltando por los aires.
Es curioso que las más conocidas y representadas de Lope —pienso también en Fuenteovejuna— sean historias sobre las contradicciones de un sistema que pretende ser el único y que obliga a las personas a apartarse del orden establecido para restablecer su dignidad. Y respecto a lo dramático, ya lo decía el propio Lope en El arte nuevo de hacer comedias:
Los casos de honra son mejores Porque mueven con fuerza a toda gente
Así, queda claro que uno de los objetivos principales del dramaturgo es “mover” a la gente. Conseguir que les importe lo que ven y los transforme, los haga reflexionar y los emocione mientras los entretiene. Nuestro objetivo al montar esta nueva versión de Peribáñez — adaptada a nuestro tiempo, a nuestros espectadores, pero sin perder de vista el original— es parecido: que el espectador pueda, mientras disfruta del espectáculo, plantearse algunas cuestiones sobre su presente mientras contempla una historia del pasado.
Nuestras maneras teatrales como compañía son conocidas: el actor y la palabra en primer plano, la música en directo, el trabajo de elenco y una manera de entender el teatro sin artificios ni inventos epatantes. Entendemos que ofrecer los clásicos al espectador es una responsabilidad, pero también una cuestión de disfrute artístico. La consideración de los dramaturgos del Siglo de Oro, en este caso Lope de Vega, como autores para eruditos nos parece un despropósito cultural. No hay que olvidar que nuestros autores áureos escriben teatro para contar historias a la gente sencilla, entretenerla, enriquecer su espíritu y, en ocasiones, producir una reflexión. Creemos que el teatro debe ser, sin perder sus calidades ni sus virtudes, accesible; y para ello trabajamos.
Eduardo Vasco
La crítica ha dicho de la compañía:
Gozo del buen teatro, diversión, juerga, palabras. Para Bertold Brecht la primera y suprema sentencia es divertir. En este sentido, Eduardo Vasco y su elenco son radicalmente brechtianos… Javier Villán. Metrópoli (El mundo) 21/02/2019
Hay dos tipos de directores: los que plantean un mundo nuevo en cada montaje y los que se van labrando un estilo propio. Eduardo Vasco es de los segundos. (…) Cuidado de los detalles, sin perderse en ellos; manda el texto, manda el intérprete. (…) El tiempo pasa volando. P.J.L. Domínguez. Guía del Ocio 22/02/2019
La versión de Yolanda Pallín la ha liberado del polvo que pudiera tener , y con ella ha compuesto Eduardo Vasco un espectáculo lleno de frescura, coñón, desenfadado y afortunadamente desacomplejado, que provoca con ingenio las risas constantes del público. Julio Bravo. ABC 22/02/2019
Está planteada con ese característico estilo de Vasco en el que prima, sobre todo lo demás, la agilidad y el gracejo en el desarrollo de la trama, sobre la que evita cualquier estorbo escenográfico y el trabajo de los actores, enfrentados al verso y a una comicidad que el director sabe bien que ha de emanar más del propio texto que de la interpretación. Raúl Losanez. La Razón 22/02/2019
Así que resulta que Eduardo Vasco ha empleado toda su sabiduría teatral (que es mucha) en organizar una formidable fiesta, que no otra cosa es su versión del inmortal clásico del siglo XVII de Rojas Zorrilla, a la que invita al público como un espectador privilegiado con la única obligación de disfrutar. ¡Y vaya si lo hace! Luis de Luis. Periodistas en español.es 14/02/2019
Yolanda Pallín y Eduardo Vasco, una de las parejas profesionales más competentes hablando de clásicos. Una gran producción para servir hilaridad de alta calidad. Cuando la diversión no está reñida con la excelencia.(…) una maravillosa dicción del verso castellano convertida en lúcidos diálogos y destellantes juegos de palabras, aderezada con músicas oportunas que pegan a las mil maravillas. José Catalán Deus. El periodista digital. 14/02/2019
Una dirección brillante. Podría decir que Eduardo Vasco nos sorprende (a mí ya no me sorprende nada de él, más bien me fascina) con un montaje pleno de juego, de complicidades, de guiños y pequeños gestos cargados de segundos sentidos. (…) Gran conocedor de nuestro teatro clásico, lo maneja con enorme soltura y por ello se permite licencias plenas de sabiduría y sutileza, cuyo fin es eminentemente sicológico y empático para ligar lo clásico con el público actual. Antonio Illán Illán ABC 09/11/2019
El binomio formado por la dramaturga Yolanda Pallín y el director Eduardo Vasco logra una adaptación de la obra que conjuga el respeto por el texto clásico con la debida actualización del código humorístico que el público necesita. Ana Artajo. Diario de Navarra 21/10/2019
Personajes y actores
Peribáñez Rafael Ortiz
Casilda Elena Rayos
Comendador Alberto Gómez Taboada
Inés Mar Calvo
Luján Julio Hidalgo
Leonardo Francisco Rojas
Padre Antón Jesús Calvo
Bartolo Manuel Pico
Pintor Daniel Santos
Asesor de movimiento José Luis Massó
Música y canciones Eduardo Vasco
Iluminación Miguel Ángel Camacho
Vestuario Lorenzo Caprile
Escenografía y atrezo Carolina González
Versión Yolanda Pallín
Dirección Eduardo Vasco
Distribución y producción ejecutiva Emilia Yagüe Producciones
